México es famoso por ser uno de los países con más biodiversidad en el planeta. Nuestra increíble biodiversidad se debe a la amplia topografía del país que varía de 0 a 5600 metros sobre el nivel del mar, siendo las zonas más ricas biológicamente las del sur y el sureste del país. Aproximadamente el 10% de la flora mundial está presente en México, país que apenas ocupa el 1% de la superficie del planeta.
La UNAM anunció este año que de las 30 mil especies de plantas del país 46% se encuentran en peligro de extinción.
Nuestro país es hogar de muchas plantas domesticadas como el algodón, el cacao, el maíz, el tomate, la papaya, el aguacate, los chiles, la calabaza, los agaves, el amaranto y la vainilla. Además de estos importantes cultivos alimenticios también podemos encontrar innumerables plantas ornamentales originarias como la flor de Nochebuena (Euphorbia pulcherrima); la planta ornamental más vendida del mundo; la cola de caballo (Beaucarnea recurvata), caléndulas, dalias e innumerables cactus ornamentales, orquídeas y bromelias.
También tenemos un gran número de especies más frecuentes en países templados como el robles (más de 100 especies), pinos (más de 40 especies) y cícadas (más de 40 especies). Además, cada año se descubren decenas de nuevas especies de plantas, en áreas que permanecen científicamente inexploradas como las enormes crestas y cañones de la Sierra Madre occidental y partes de los desiertos del norte.
Por otra parte, el estudio de la flora nacional aún es muy amplio y prometedor. En el país aún existen zonas donde la cubierta vegetal no ha sido lo suficientemente estudiada tanto en sus floras locales como en las parciales.
La Flora fanerogámica del Valle de México es una publicación cordinada por los esposos Rzedowski. Es la primer obra de su tipo en el país y ha sido reeditada innumerables veces, por lo que ya se considera un clásico para conocimiento, conservación y aprovechamiento de los recursos vegetales de México.
De las 422 familias de plantas con flores que se conocen en el mundo, el 58% se ha registrado en México (246) y se estima que se describen alrededor de cincuenta especies nuevas por año; por lo que a este ritmo, para llegar a registrar las cerca de tres mil que todavía no se conocen, se requerirían cerca de sesenta años. Desafortunadamente el ritmo acelerado de destrucción de los hábitats con seguridad no permitirá siquiera recolectar los especímenes que permitan documentar su existencia.