La Gran Muralla Verde para el Sahara es un programa panafricano lanzado en 2007 por la Sahel Initiative (GMVSSI) y la Unión Africana (UA). Su objetivo es revertir la degradación del suelo y la desertificación en el Sahel y Sahara, impulsar la seguridad alimentaria y apoyar a las comunidades locales para adaptarse al cambio climático.
Se trata de crear una barrera vegetal de 7.700 kilómetros de longitud y 15 kilómetros de anchura, desde Senegal hasta Yibuti, destinada a frenar el avance del mayor desierto del planeta, proteger las tierras aún fértiles del norte de África y salvar a sus más de 500 millones habitantes de la hambruna que dicho proceso causaría.
Para el 2025 pueden perderse dos tercios de la tierra cultivable de todo el continente.
La Gran Muralla Verde es un ejemplo de la resiliencia local al cambio climático, la conservación del patrimonio rural y de la atención a las condiciones de vida de las poblaciones locales. Más de 20 países son socios en dicha iniciativa, la cual cuenta también con una serie de organizaciones regionales e internacionales como miembros principales.
En el 2008 se lanzó un intenso programa de reforestación que a la fecha cubre el 15% del territorio, parece poco pero ha sido un enorme esfuerzo que se ha complementado con proyectos de agricultura sostenible y recuperación de técnicas de cultivo tradicionales, gestión del agua, reintroducción de especies o fijación de dunas.