-Hasta el 2006 las amenazas a la seguridad nacional de Estados Unidos eran el terrorismo y los conflictos armados, pero a partir del 2010 el cambio climático es el principal enemigo.
Para las fuerzas militares de Estados Unidos el cambio climático es una amenaza para la seguridad nacional dado el aumento de los riesgos de conflictos por el agua y otros recursos más escasos; las amenazas a las cadenas de suministros; el colapso de caminos por el derretimiento del permafrost; la falla en equipos tecnológicos por temperaturas extremas de calor o frío o los riesgos a sus bases militares, muchas de ellas en zonas costeras con alta probabilidad de inundaciones y elevación del nivel del mar.
Derivado de estas evaluaciones de riesgos, en días recientes se dio a conocer el Plan Climático del Pentágono y entre las principales acciones destacan cómo asegurar (defender) sus propios suministros de agua, tratar las heridas causadas por las altas temperaturas.
“El cambio climático presenta una amenza creciente para los intereses de seguridad nacional. El clima cambiante está alterando la seguridad global y los entornos operativos de nuestras misiones, planes e instalaciones”, declaró el secretario de Defensa, Lloyd Austin.
Cada cuatro años el Departamento de Defensa estadounidense publica una Revisión Cuadrienal de Defensa, que es un resumen de las principales amenazas. Hasta el 2006 las amenazas eran el terrorismo y los conflictos armados, pero a partir del 2010 el cambio climático es el principal enemigo a vencer.
Lamentablemente en los planes del Pentágono para los próximos años no está la meta de reducir sus propias emisiones contaminantes de CO2. Las fuerzas armadas de Estados Unidos es la institución que consume la mayor cantidad de petróleo del mundo, tan solo sus aviones, flota de camiones, bases y oficinas consumen en conjunto más petróleo que muchos países en vías de desarrollo, ello sin considerar su alto consumo de electricidad y gas.
Su poco compromiso ambiental ha generado críticas en sectores ambientalistas ya que sus medidas se centran en la adaptación al cambio climático y no en la reducción de contaminantes, como es el elevado consumo de combustibles fósiles.
Posiblemente las acciones más reconocibles sean las de la Marina, que tiene un programa piloto de buques que usan energías alternativas como los biocombustibles fabricados con un 10% de grasa de reses, llamado Gran Flota Verde. Otros de sus proyectos es la instalación terrestre de paneles solares que alimentan sus bases navales.
Por su parte, la Armada está en busca de las mejores zonas marinas para la instalación de campos eólicas y de corrientes oceánicas para que sus naves puedan mantenerse en el mar mucho mas tiempo sin reabastecerse. Asimismo está experimentando con biocombustibles hechos con algas.
Recordemos que el mes pasado el presidente Joe Biden insistió en su compromiso de reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero entre un 50 y 52% por debajo de los niveles de 2005 y un 30% de reducción de las emisiones globales de metano, todo ello al 2030.
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