En los últimos dos años, la conciencia global que se ha generado sobre el cambio climático y sus efectos a nivel mundial, es una oportunidad para la comunidad ambiental. Aquí un breve resumen.
Este 2022 es un año muy intenso en todos los sentidos, y para el tema ambiental ni qué decir, se espera la fusión de institutos autónomos a secretarias federales (caso INECC, IMTA), el reto del trabajo con presupuestos austeros en todas las áreas, ello a pesar del incremento del 30% en el presupuesto de egresos (9,447 millones de pesos), en comparación con el año anterior y la puesta en marcha de mega proyectos como el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA) y la creación del Parque Ecológico Lago de Texcoco.
A nivel internacional este año es crucial el llamado del movimiento Dejar combustibles fósiles bajo la Tierra (FFT, Fossil Fuel Treaty), en el cual participan por igual científicos, activistas e incluso premios Nobel de la paz, física, medicina, economía y literatura. Este movimiento plantea que, de manera paulatina pero ‘rápida y justa’, los países dejen de quemar combustibles fósiles (petróleo, gas y carbón), los cuales son responsables del casi 80% de la emisiones de dióxido de carbono desde la Revolución Industrial.
El problema de este movimiento, explica en una conferencia online el historiador económico y profesor de la Universidad Autónoma de Barcelona, Joan Martínez Allier, es que el sistema económico actual funciona con base en las reservas de esos combustibles fósiles y al dejar estos recursos bajo la Tierra, el valor económico de los activos de empresas como Pemex o Petrobras en Venezuela o las transnacionales de gas o carbón, chinas o canadienses, por mencionar algunas, e independientemente de que éstas sean públicas o privadas, disminuiría y ya no podrían vender más sus reservas disponibles, convirtiéndolas en activos perdidos (stranded assets), algo inimaginable, porque la economía industrial está basada en los combustibles fósiles. Por esta razón, para el afamado ecólogo simplemente dejar bajo tierra los recursos no funcionaría, aunque ello signifique que aumenten sus pasivos ambientales y sigan emitiendo CO2 a la atmósfera.
Su opinión es confirmada por el más reciente informe del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, el cual señala que en 2030 se producirá un 120% más de carbón, petróleo y gas de lo que es sostenible para limitar la temperatura global a 1.5 grados, de ahí que expertos afirman que a medianos de milenio superaremos los 2 grados, una verdadera catástrofe para la humanidad.
¿La buena noticia? No hay tal. Sin embargo, sí existe una brecha de oportunidad que debemos observar con atención: la conciencia global que se ha generado sobre el cambio climático y sus efectos, tanto entre líderes políticos como en líderes de opinión, esto es una gran ventaja porque -al parecer- la información sobre esta crisis no cesará y será cada vez más importante, y esto es una buena noticia porque una sociedad informada es una sociedad fuerte, activa y decidida a cambiar las cosas. Y nosotres, desde esta trinchera, seguiremos contribuyendo a promover entornos saludables. ¡Bienvenido 2022!
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