-El 75% de las enfermedades emergentes y casi todas las pandemias son zoonóticas.
-La alimentación y el tráfico de especies vectores potenciales para más pandemias.
De no cuidar la naturaleza y sus ecosistemas las pandemias serán más fuertes, frecuentes y mortales. Así de contundente fue el mensaje de la ONU a la humanidad, de cara a un posible cese de restricciones derivadas de la pandemia por Covid-19, a una notoria reducción de casos de muerte y contagio en todo el mundo y a la buena noticia de que científicos suizos han encontrado un anticuerpo eficaz contra todas sus variantes.
En este contexto de retorno de actividades post pandemia, la Directora Ejecutiva del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), Inger Andersen, recordó que “los seres humanos debemos hacer cambios radicales en nuestra forma de vida
debido a que la creciente tendencia de las zoonosis en poblaciones humanas se debe a un elevado consumo de proteína animal, a los sistemas agrícolas insostenibles, a la degradación de los entornos naturales por la extracción de recursos, el cambio climático y otras formas de presión a la naturaleza. Por ello, si queremos asegurar un futuro más sano, debemos respetar la vida silvestre y los ecosistemas”.
“Dos millones de personas, la mayorías en países de renta baja o media, mueren cada año como resultado de enfermedades zoonóticas desatendidas” .
Al recordar el informe para Prevenir la próxima pandemia el cual confirma que la mayoría (75%) de las enfermedades emergentes como el ébola, zika, encefalitis, y casi todas las pandemias conocidas como la influenza, el VIH/SIDA, gripe aviar, coronavirus, son zoonóticas, es decir, son causadas por microbios de origen animal, la directora del PNUMA enfatizó que la salud de la humanidad depende de la salud del planeta y de otras especies.
La Covid-19 es al menos la sexta pandemia desde la Gran Pandemia de Influenza de 1918. Su rápida propagación e impacto en el cuerpo humano ha demostrado el impacto de las enfermedades zoonóticas y éstas a su vez, han dejado en claro el importante papel del comercio legal e ilegal de la vida silvestre como vector de transmisión.
Fuente: Prevenir las próximas pandemias. Zoonosis: cómo romper la cadena de transmisión, ONU, 2020.
La pandemia dispara el tráfico de especies
El aumento de la demanda de proteína animal para la alimentación es uno de los principales riesgos de propagación de enfermedades y, por si fuera broma, en algunos sectores de la población han surgido remedios o curas a dichas enfermedades elaborados con productos animales (¡!). Sin embargo, el consumo de animales para la alimentación no es el único factor de riesgo zoonótico, el tráfico de especies es otro.
Pieles, cuernos, órganos, huesos y aceites, entre otras partes animales son traficadas y usadas irracionalmente para fines humanos, continuando con ello, un ciclo negativo de propagación de virus, hongos, microbios y bacterias.
Tan sólo en México, el tráfico ilegal de especies, ya sea para alimento, decoración o exportación, ya ocupa el cuarto lugar entre las actividades ilícita más comunes, luego del tráfico de drogas, de armas y trata de personas.
Del 2008 al 2020 la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (PROFEPA) decomisó en el país más de 3,400 animales exóticos, siendo el año pasado cuando se registró la mayor cantidad de decomisos. Especialistas en vida silvestre afirman que derivado de la pandemia y las restricciones al turismo, personas que viven en las cercanías de áreas naturales protegidas y parques naturales se han visto involucradas en el tráfico de especies, todo ello en su necesidad de resolver problemas económicos para la subsistencia.
En México, las crías de tortuga marina que lograron librar el comercio ilegal y la depredación natural, son liberadas al mar entre los meses de septiembre y diciembre.
Para contrarrestar este problema, la ONU señala que los gobiernos deben aplicar rigurosamente las prohibiciones de venta de vida silvestre y deben hacer cumplir las normas de seguridad e higiene de los alimentos, mientras que la ciudadanía debe dejar de ser parte de esta cadena de consumo.
Sumado a la pandemia y la crisis laboral, económica y de movilidad derivada de las restricciones impuestas, otro factor de riesgo es el cambio climático. La migración climática tanto de personas como de especies silvestres, los cambios drásticos de temperaturas y la pérdida de ecosistemas son caldo de cultivo para la aparición de nuevas enfermedades y sin duda causarán un elevado riesgo de pandemias en el futuro.
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